artesano del aire,
el hombre que contemplo
ensaya técnicas de altura,
conoce con sus manos la ciudad.
Cada mañana posa sus zapatillas de ave
sobre mi alféizar:
desciende sistemático, puntual
como las pesas de un reloj de cuco
y remueve con su cabeza
la paz de mis cortinas.
A veces imagino que su arnés,
celoso de mis besos, le retira el abrazo.
Mi amante vertical me mira entonces,
suspendido un instante entre las nubes,
y se esfuma
dejándome un rumor de cuerdas.
el hombre que contemplo
ensaya técnicas de altura,
conoce con sus manos la ciudad.
Cada mañana posa sus zapatillas de ave
sobre mi alféizar:
desciende sistemático, puntual
como las pesas de un reloj de cuco
y remueve con su cabeza
la paz de mis cortinas.
A veces imagino que su arnés,
celoso de mis besos, le retira el abrazo.
Mi amante vertical me mira entonces,
suspendido un instante entre las nubes,
y se esfuma
dejándome un rumor de cuerdas.
Erika Martínez
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